Cuando se prendieron las cortinas de la cocina, tenía solo seis años, pero, ya entonces, aquello
logró cautivarme. No sentí miedo, no corrí buscando una salida. Sin dudar un instante, me quedé muy
qui...
Con el estruendo infernal del motor acallaron las plegarias. Con la frente arrugada del sabio
precavido y el orgullo colosal del titán moderno, marcaron una línea vertical perfecta que culminó
la eter...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar