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Prisión1 31 de julio de 2013
por talkingwiththemoon
Quizás este esperando a salir un día de aquí a liberarme de unas cadenas que solo me llevan a la deriva. Quiero despedirme de este lugar donde he compartido tantos recuerdos, quiero empezar de nuevo en otro lugar darme cuenta de que soy libre de que puedo valerme por mi misma.
Eso pensé cuando empecé a preparar mi equipaje para tomar el vuelvo hacia New York, aquí lo tenia todo familia que me quería, amigos imprescindibles las 24 horas pero algo me decía que necesitaba cruzar este gran mar. Mi avión salía desde Madrid hacia New York seria un viaje largo de unas 10 horas mínimo. Metí casi todo mi cuarto en esa gran maleta gris plateada me procedí a salir de la habitación pero me pare delante del espejo, son esos momentos en los que te examinas y ves como ha pasado el tiempo por ti… como has cambiado y sin darte cuenta tu desarrollo ha saciado ya no tienes esa sonrisa de niña pequeña ni tu nariz es diminuta como una nuez.
Abajo estaban todos esperándome, mi madre lloraba desconsolada. No quiere que me vaya es normal soy su pequeña alegría de la casa, en verdad mis otros dos hermanos son mas independientes que yo a mi me gusta pasar el tiempo con mis padres al contrario que ellos. Me gusta columpiarme en el columpio de mi padre y que el se siente a mi lado para poder hablar de mi día a día, obvio no le contaba todo aunque ya tenia veintidós años el sabría ya que su hija perfecta y pequeña había crecido y que ya era toda una mujer .
Me abrace a mi madre.
-Mama tranquila solo serán tres meses..- le dije aguantándome las lagrimas.
-¿Sabes que te vamos a echar mucho de menos?.-dijo ella casi ahogándome contra ella.
Salí de la casa con lágrimas, lo normal mi madre siempre nos emociona. Me subí en el Citroën que tenia mi padre, mientras veía de lejos a mis hermanos y a mi madre haciendo un gesto de despedida con la mano.
Mi padre encendió la radio y sonaron los snow patrol un grupo que nos gusta mucho a los dos, el iba comentando que tenia que comer, que no me acercara a los chicos, que tuviera cuidado con el alojamiento y que aprendiera mucho. Por lo que respecta esas preguntas no venían a cuento quería hacer de padre protector pero en verdad el deseaba tanto como yo que fuera a New York, siempre me ha parecido un sitio mágico para empezar de cero aunque solo serian tres meses me pensaría vivir allí.
Cuando llegamos al aeropuerto el cogía mi maleta gris plateada y me rodeaba con su brazo.
-Carolina, te voy a echar mucho de menos. Quiero que te cuides y llames.- me dijo abrazándome fuertemente contra el, el abrazo fue tan efusivo que tiro hasta la maleta en aquel aeropuerto tan frió y grande.
-Si, papá estaré bien prometo ponerme los pañales todas las noches.- le dije con tono burlón guiñándole un ojo.
1

El avión iba a despegar, abroche el cinturón me acurruque al asiento con suerte me toco al lado de la ventana, así podría dar rienda suelta a mis pensamientos. Comencé a pensar en mis padres en mis hermanos, en mi familia se que estaría bien dentro de tres meses volveré a estar con ellos, mis amigos y me había despedido de ellos con una buena despedida siempre celebrábamos cosas importantes en casa de Mónica y ese día no iba a ser menos todos nos reunimos allí hubo mas lagrimas que sonrisas pero pronto volveré a estar con ellos.
¿Qué pretendía yendo allí? Yendo al sitio de mis sueños…Podría ser libre estaba sola en una calle gigantesca con gente paseando de un lado para otro, pensé. ¿Tal vez allí encuentre el amor? Ya que no tuve demasiada suerte en España a lo mejor en un lugar extranjero encuentro a alguien que me entienda. No es que no haya tenido pretendientes al revés era una chica bastante mona tenia una melena rizada muy larga que colgaba por debajo de mis hombros de color rojo como el amanecer, mis ojos eran azules como el cielo cuando acaba de salir el sol y mi tez era pálida pero contrastaba con mis mejillas rosadas.

¡Despierta! Me había quedado dormida en el avión un señor de traje elegantísimo por sus canas y sus símbolos de edad en la cara sabia que tendría unos 50 años.
-Despierta niña, o te quedaras en el avión.- Me dijo dándome con su mano en mi cara.
Entre abrí los ojos y pude verlo mejor me estaba sonriendo y trataba de despertarme.
-Lo siento me he dormido,¿ que hora es?.- le dije intentando de despertarme del todo.
- La hora de despertarse dormilona.- me dijo sonriendo, no se porque pero esa expresión me recordó tanto a mi padre que quise llorar. No . No Carolina hace horas que sales de tu casa no puedes venirte abajo solo son tres meses. Le di las gracias y me marche mirando mi mapa el que me había proporcionado Richard mi futuro compañero de piso, el vivía casi en el centro de New York, era un verdadero sueño hecho en realidad.
Cuando pude dar con el piso me abrió la puerta un chico muy alto y musculoso, tenia un cabello rubio dorado como el trigo y sus ojos eran verdes como la hierba de un gran campo en primavera.
-Hola señorita Ruiz, ¿quiere que le ayude con el equipaje?- me dijo con tono burlón y una acento americano. En su cara se dibujaba una gran sonrisa .Sabia que el y yo nos íbamos a llevar muy bien parecía un chico tranquilo y muy risueño algo que me refleja a mi.
-Hola Richard, por fin te conozco.- le dije sonriendo con mi mejor sonrisa y plantándole un abrazo, me incomodaba mucho no poder tener a alguien que estuviera conmigo cuando estaba a tantísimos kilómetros de mi dulce hogar así que pretendía que el ocupara ese vacio que dejaba atrás.
- Nos vamos a llevar muy bien, compañera esta noche te presentare a mis amigos.- me dijo cogiendo mi maleta y llevándola hacia dentro señalando que pasase.
2
El piso era bastante grande, no era mi gran casa pero me pareció muy acogedor. El recibidor era pequeño con un mueble bastante antiguo pegado a la puerta tallado con el mas mínimo detalle justo cuando entrabas te encontrabas con el salón dos grandes sillones y una inmensa tele estaba todo decorado de la mano de un joven chico, el salón comunicaba con la cocina a través de una gran ventana, la cocina era pequeña pero estaba amueblada con la ultima electrodomésticos del mercado. Al final del pasillo se apreciaba unas escaleras de caracol pequeñas las cuales subían a tres habitaciones, el aseo y los dos dormitorios.
Richard me llevo hasta lo que seria mi nuevo refugio, mis nuevas cuatro paredes para pensar y descansar y olvidar. El cuarto estaba pintado en un tono verde pistacho la cama era muy grande y colgaban dos grandes telas de seda de ella. La habitación estaba decorada para una autentica chica, algo que me alago por parte de Richard.
Esa noche Richard celebro una pequeña fiesta o eso creí cuando todos sus amigos empezaron a bailar y a beber como posesos, yo decidí beber también estaba algo mareada, cuando empezaron a entrar gente que no me había presentado.
-Este es Victor, Ivenna y Connor.- me dijo Richard con sonrisa picara.
- Encantada de conoceros.-les dije con una sonrisa cumplidora, sujetaba el vaso fuerte pues me sentía incomoda ya que Connor el tercer chico no paraba de examinarme de arriba abajo y a reírse con sonrisa burlona. ¿Se estará riendo de mi?¿ Que pretende con esa mala educación? Esa noche no sabia que iba a ocurrir pero en ese segundo ya había cambiado todo, ahí empezada mi mayor pesadilla.
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