Cuando aflore el desconsuelo y veas llorar tus ojos,
piensa también en los míos,
que están de continuo rojos.
Cuando la pena te invada y te falte hasta el aliento,
respira mirando al sur,
que el mío va con el viento.
Si vieras que las serpientes no te dejan de seguir,
soy yo quien las ha mandado,
para que cuiden de ti.
Si al escuchar cualquier música te sonara a Camarón,
no creas que te has confundido,
que el que te canta soy yo.
Cuando tus frutales pongan tu paladar en alerta,
es porque tu húmeda boca
aun mi sabor recuerda.
Cuando corras el peligro de volverte a enamorar,
mi alma de toro bravo
buscará a quien cornear.
Si un día las manos de otro te llegaran a tocar,
verás que esas no te queman
como yo te se quemar.
Si una tarde de tormenta las gotas de sangre son,
seré yo, que ya me he muerto,
y quiero decirte adiós.
Y haz lo que digan los truenos
que los truenos son mi voz