Es imposible recuperar el Norte y el Sur
cuando el magnetismo de tu brújula
cae en brazos del campo gravitacional
de otro planeta.
En la sucesión de los días estos terminan
convertidos en gotas de agua procedentes
de una lluvia ácida que explotan contra el asfalto
encarnándose en nada.
Suerte tendrás si la dictadura de la indolencia
consigue conquistar tu territorio yermo
imponiendo esa falsa sensación de placidez
del que no despierta.
La carne viva del corazón cantando un réquiem
abrazado a la piel de un alma hemofílica
escuece cuando la sal del olvido puntual ajeno
entra en la sala.
Odiar los rayos por no caer sobre ti
y vomitar ante la contemplación de un beso
compartido por dos salivas desconocidas
al traspasar una puerta.
-Todo importa nada si quedan lejos tus alas -