Lo recuerdo, estabas sentada ahí, sobre la jardinera, decías que estabas contenta de haberme conocido, me contabas lo feliz que eras conmigo, que yo era todo lo que esperabas, todo lo que habías querido encontrar. Yo estaba junto a ti, te escuchaba atentamente, sin emitir palabra alguna, pensaba: tu no eres lo que esperaba, lo que quería, simplemente lo mejor que encontré. Lo recuerdo, nunca te lo dije, solo te lo mostraba cada día con pequeños desprecios. Tu lo entendiste y con llantos me corriste. Y entonces yo ya no quería soltarte y con llantos me alejaste. Pasaron los días y los meses y aun no podía olvidarte, extrañaba el pedestal en que me tenías. Pasaron los años y otros amores y otros pequeños desprecios me hicieron olvidarte.