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El Hombre de Las LÁgrimas Rosadas

EL HOMBRE DE LAS LÁGRIMAS ROSADAS

Dedicatoria
A maduroagradable.
Mi amigo virtual

BY ALEJANDRA
Junio 2009

Hera está tan aburrida, que cuenta los pliegues de su sábana; su amante no llega y ella está tan presta a dar, pero solo su cuerpo, no le interesa el dinero, quiere compañía. Son las seis de la tarde y los naranjas y amarillos, que ve desde su ventana la hacen sentir melancolía y la luz se apaga en la naturaleza y en ella lo hace en sus recuerdos.
Hera piensa, en los días que corría tras sus sueños, días en que el amor era su refugio, donde los colores eran pasteles y todo olía a hierba, a sol, a mar. Recuerda su cuerpo firme, ansioso, fugaz. Recuerda las mariposas, los colibríes y las margaritas……..
Ella es dama de compañía y presta sus servicios con el nombre de Ilusión, lo escogió por lo efímero, por lo que representan sus amores de horas. A el, no lo conoce y con el, será su primera vez....y eso la llena de ansias.
El la llama y le dice que pronto se verán y que se llama Miguel, a Hera no le produce nada ese nombre…parece mas de ratón, que de gente. Se perfuma, arregla su negro cabello y pinta de rojo sus labios, se siente bella por fuera y con las ganas….bestia por dentro.
Por fin, Miguel llega y Hera al verlo siente que debería llamarse EL HOMBRE DE LAS LÁGRIMAS ROSADAS y después sin saberlo, tendrá una revelación. El no la mira a los ojos y ella lamenta que no lo haga, siente vergüenza, necesita ser hurgada, que alguien se interese por su alma y esta, está en su mirada.
El decide llamarla Sra. Ilusión y ella simplemente sonríe, para intentar llegar a el. Si supiera que ella es realidad es CENICIENTA, una princesa en la piel de….de una mujer diferente, distinta, pero una princesa. El resultó ser de impecables modales, caballeroso y hasta amable. Y se da cuenta, que el también solo quiere compañía y que la piel…. vendrá después.
El se sienta en el sofá lleno de cojines y se quita los zapatos en un gesto propio; Hera se sienta frente a el y ansia que le diga algo, que comience primero. Y a modo de confesión, para liberar o para compartir la carga, le dice que se está divorciando y que tiene una hija. Ella lo miraba, rubio, blanco, delgado, de ojos profundos, pero parada a su lado se ve mas pequeño…ella es alta, sus piernas largas, son ignoradas por completo y sus pies desnudos también. Ella lo miraba callada sin saber que hacer, si el quería que ella se despojara de su vestido? o solo quería simplemente subir su falda y poseerla en un gesto de desdén.
Inexplicablemente, el comenzó a llorar y Hera comprobó, lo que había presentido, sus lágrimas eran rosadas, el blanco de su pureza había vencido al rojo de su pasión. Y pensó que su dolor, no pasaría nunca. Ella seguía muda, invadida por el deseo, que despertaba aquel hombre. El se calmó y comenzó a hablarle, aun sin mirarla y dijo, no salir de su asombro, que su primera reacción fue de rabia, celos y desilusión; luego se quedó en silencio, viviendo su instante presente, dejando que la esperanza ocupase, el vacío que había ocupado el amor.
Ella simplemente pensó: “ no puede ser así de simple”, en su alma debe haber mas, pero ella lo anhelaba tanto, que le producía dolor….El solo quería ser abrazado, en un abrazo que lo hiciera sentir, protegido, abrigado y seguro, un abrazo que lo llenara de paz y tranquilidad, un abrazo que bloqueara sus recuerdos. “ Que triste es amar” dijo.
Hera sentía esa historia como suya, ella la había vivido en otro tiempo; con el. revivía el dolor de la partida, de sentirse en último lugar, del rechazo, del olvido….y quiso abrazarlo, pero su cuerpo no respondía y no se atrevía a tocar a aquel hombre que se tiño de rosa para ella. Solo alcanzó a decirle, que el miedo existe hasta el momento en que lo inevitable sucede y fue allí cuando se percató del tormento de su alma. El debía comprender, que el sentido de su vida, sería el que el, le quisiera dar.
Se hacía de noche y el se acercaba a ella, de manera íntima, casi definitiva, entraba en su vida y ella no lo quería dejar ir; quería ser ignorante de todo lo que le pasaba, alucinaba con ser querida de esa forma, con esa entrega……con ese dolor. Solo quería yacer a su lado desnuda y que el le acariciara la espalda, hasta quedar dormida en sus brazos…..así de sencillo y así de complicado.
El siguió confesando cosas y le dijo al fin el nombre de su tormento PERSÉFORE….y ella comprendió la historia, para sus Dioses, Perséfore existía y solo podía ser amada, si se bajaba a los infiernos y una vez mas, Hera entendió, que nada era casualidad. En la habitación, sólo la luz tenue de la lámpara bañaba los cuerpos aun vestidos de ella y aquella rareza de hombre. Su corazón esparcía latidos de amor y el lo único que quería era salir de aquel trance como el Ave Fénix, consumirse en el fuego de su pasión y resurgir de sus cenizas…….pero aun amando a Perséfore.
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas; e intuyó que el solo sentía desesperación y ella sería el refugio para calmar aquella furia, y le quedó esperar ansiosa, el momento en el que le arrebataría el vestido y quedara desnuda a su merced.
Lejos de disminuir sus ganas, el deseo y ahora los sentidos de ella clamaban por el y ansiaba que cubriera sus ojos y la llevara a experimentar, el terror de la incertidumbre, de no saber que pasaría, que parte de su cuerpo sería tocado, lamido, mordido….martirizado, ella sabía muy bien, el placer que hay en el dolor…quería sus manos sujetando tan fuerte, que la obligara a decir: no mas! Pero como decírselo, ese era su secreto.
Hera se sentó a sus pies y acariciaba su pierna y el solo callaba, absorto en su pensamiento, con vergüenza de escuchar los pedidos de su alma, el quería comprender, porque sus deseos eran vanos y necesitaba saber desesperadamente que pasaba en la vida de Perséfore, porque su otra mitad, ya no era de el. Donde quedaba el para siempre, donde quedaba hasta que la muerte los separe y comprendió que el olvido y el rechazo, son peores que la muerte.
Ella solo quería que el, su hombre de lágrimas rosadas, asumiera que los amores en la vida de una mujer son sustitutos….que cuando un amor termina es porque otro comienza y que lo primero que muere es la pasión, pero eso era demasiado…..eso sería reconocer que Perséfore……. ya era de otro.
Así simplemente ese hombre salió de su vida, esa noche de solo compañía, lo tuvo en sus brazos y sin embargo, no hubo ni siquiera un beso y aun así, penetró su sed insatisfecha, por un momento sintió que lo amó de lejos, como a una estrella desde su ventana, se hizo cercano en lo remoto, pero llenó todo lo vacío…….y si era el, la estrella de una noche sola…….ella había sido, en su playa la primera ola!


Thaide16 de septiembre de 2009

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