Hoy sentado en mi habitación echo la vista atrás, atrás para darme cuenta de que apareciste. De la nada, de un impulso fugaz ideado por la cabeza y realizado por el corazón.
sin excusas sin un motivo aparente para hacerte ver que quería aparecer en tu vida, me presenté
para demostrarte que, en tus malos ratos, ayudarte, abrazarte y entenderte estaré.
Así sin mentiras, intenté que de un día para otro fueras mía,
Que tus cuentos y momentos fueran parte de lo que vivía.
Me ayudaste a entender que los cuentos de hadas no existen,
porque si fuese así en tu cama estaría ahora al verte vestirte.
Y sin más hoy me doy cuenta que mis problemas me dan igual
porque con cuatro palabras tontas me llevas a un estado ancestral.
Me prometí que sería el chico de siempre,
aquel cuya armadura fuese permanente.
Pero tú, oh tú... con tu bonita manera de hacerme feliz
partiste mis esquemas en dos como a una figura una bisectriz
dos partes iguales, no para nada...
porque lo que tú quieres para hoy, yo lo quiero para mañana.
