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La Guerra y la Gloria

Por primera vez en su vida estaba realmente preocupado. No es que su vida fuera larga, solo 19 años, pero para Cristian, eso era toda su vida.
Había cumplido su sueño, estaba en un buque de guerra, el pequeño problema eran las circunstancias en las que se encontraba……
Desde chico le habían interesado las historias sobre grandes navegantes y sobre batallas navales.
Había leído todo lo que había encontrado sobre Lepanto, Trafalgar o los ataques de los piratas a las naves españolas e inglesas durante el siglo XVI , cuando esas dos naciones estuvieron enfrentadas años y años.
Con mucho más interés había leído sobre la batalla del Atlántico durante la Segunda Guerra Mundial y las batallas navales en el Pacifico, sabia casi de memoria las maniobras durante Pearl Harbor o Midway.
Fue muy grande su sorpresa cuando se topó con que el famoso Almirante Graf von Spee, había sido hundido dos veces en aguas argentinas.
Durante la Primera Guerra, el Almirante Maximilian Graff von Spee comandaba una flotilla formada por dos cruceros, el Scharnhost y el Gneisenau, y varios buques menores.
Esa flotilla en Diciembre de 1914 trató de atacar Port Stanley, en las Malvinas para Cristian, Falklands para Von Spee, pero dio la casualidad que en ese momento parte de la flota inglesa estaba ahí. Durante la batalla fueron hundidos los dos cruceros, murió Graf Spee y dos de sus hijos.
La segunda muerte se produjo cuando el acorazado de bolsillo llamado Admiral Graf von Spee luego de combatir con la flota inglesa en el Atlántico Norte, donde había sido dañado, terminó en el puerto de Buenos Aires, allí su comandante, el capitán Landorf, había tomado tres decisiones: bajar a toda su tripulación, volar el buque en la mitad del rio de la Plata y suicidarse dos días después, porque “un capitán no puede sobrevivir a su barco”, según dejó escrito en su última nota en la bitácora.
Todos esos recuerdos se agolparon en la memoria de Cristian cuando a principios de 1982, entró a la Armada, a hacer el servicio militar. No lo podía creer!!! Finalmente iba a conocer en serio un buque de guerra!!
Y nada menos que el crucero General Belgrano!!!
Lo primero que hizo fue averiguar su historia. Como se llamaba antes?? En que batallas había estado??. Se había llamado Phoenix y había estado en Peral Harbor durante el ataque japonés!!!! Es más, era uno de los pocos que salió integro!!!
Pero, todo eso había pasado en la tranquilidad de su casa hacía dos meses.
Ahora, la cosa había cambiado. Era el 28 de Marzo de 1982, estaba sentado en el pañol de herramientas de la cubierta de máquinas, camino hacia una guerra, en el Atlántico Sur, cerca de las Malvinas…….las coincidencias eran demasiadas.
Tenía sentimientos encontrados, el buque había salido ileso en el peor desastre naval de la historia de los Estados Unidos, seguiría con la misma suerte???
Por otro lado ahora se enfrentaba a la armada más poderosa del mundo, desde los tiempos del Almirante Nelson.
La oficialidad parecía profesional y había mucha confianza, “la moral estaba alta”, como decían los partes informativos.
Los primeros días fueron tranquilos, navegar entre altas olas, simulacros de combate y de abandono….cosas normales a bordo.
Luego de la invasión la cosa se puso más densa, sabía que estaban entrando y saliendo de la zona de exclusión. No entendía cuál era el objetivo de andar jugando al gato y al ratón con los buques ingleses. Además era obvio que había submarinos en la zona, modernísimos, indetectables para los ancianos equipos que tenía el Belgrano.
El 1 de Mayo la actividad fue febril, navegaban hacia Malvinas, estaba claro, pero en un momento a fin del día, el barco viró, comenzó a moverse hacia el Sur y luego Suroeste, estaban saliendo nuevamente de la zona de exclusión.
El 2 de mayo el clima era tenso. A las 16 hs Cristian tomo su puesto, como todas las tardes desde que estaba a bordo. El teniente Rodríguez, su jefe, pasó a hacer su revista. Era un buen tipo, charlaba mucho con Cristian, sabia de su afición por los temas navales. Como siempre lo animó, le dijo que estaba todo bien, que no había combates en tierra, saludó y siguió adelante.
El teniente no había caminado más de 10 metros, cuando todo el barco tembló, un ruido ensordecedor tapo todos los demás.
Cristian quedó totalmente desconcertado, sintió que lo zamarreaban, era el teniente Rodríguez, le hablaba, sus labios se movían, pero él no escuchaba sus palabras.
El teniente comenzó a correr por el pasillo hacia el interior de la sala de máquina, llevándolo de la manga, vio cuerpos tirados, sangre, agua que entraba, finalmente entendió que el teniente quería que lo ayude con el Cabo Suarez. Estaba herido, gritaba. Lo llevaron hacia afuera, volvieron y cuando Cristian tomaba al cabo Giménez, oyó que el teniente le decía que estaba muerto, que no pierda tiempo. Esas palabras lo golpearon más que la explosión. Se quedó mirando a Giménez. “Esto era la guerra??” se preguntó.
El teniente lo volvió a zamarrear, lo ayudó con otro hombre, no recordaba su nombre, lo pusieron junto a Suarez.
Estaban por volver a entrar, pero el agua se los impidió. Subieron un tramo de escalera, Cristian llevaba Suarez, el teniente al otro hombre. Los sacaron hacia otra sala.
Juntos movieron la escotilla, pero el agua entraba a raudales, también en este compartimiento, les hacía difícil traer la escotilla hacia ellos.
El teniente lo miro a los ojos y dijo ”Voy de adentro, vos tirá, yo empujo”.
Tan embotado estaba, que recién cuando la escotilla estuvo prácticamente cerrada se dio cuenta que el teniente no tenía como salir.
Le gritó, le pidió que salga, solo recibió una orden más “Ayudá a esos hombres a subir”. Fue la última, luego la escotilla se cerró.
Como pudo sacó a los dos a cubierta. Era un pandemónium. Con otros marineros los subieron a botes, finalmente alguien le dio la orden de abandono.
Se puso el chaleco y saltó, el barco estaba medio hundido.
Nadó hasta una de las balsas de emergencia. Por el hueco de la puerta se asomaron brazos que lo ayudaron a subir.
En ese momento, mojado, helado y desfalleciente recordó al Teniente Rodríguez cerrando la escotilla.
“Era eso la gloria???” se preguntó.
Titito20 de mayo de 2016

1 Recomendaciones

1 Comentarios

  • Arcangelarcaico

    Que buena historia naval, me gustó bastante, me hizo acordar cuando me pasaba horas leyendo sobre erik el rojo y sus hazañas de marineros, sinceramente el mundo marítimo tiene mucho que ofrecer a la literatura y lo aprovechaste bien, con muy buenos datos por cierto. ¡Te felicito!

    21/05/16 09:05

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