A nosotros, a los de ahora,
a los estúpidos que talamos
y a los escasos
que repoblamos,
los que incendiamos
los indolentes y apasionados,
que asesinamos
como si fuera
nuestro propósito
más sentido
sin pesadumbre,
sin inocencia
y sin desparpajo,
y a los de antes,
los que no pueden con solo un alma
purgar los crímenes
de tantas vidas,
no nos quedará un soborno,
una corte,
ni siquiera
una Historia
para juzgarnos.