Dejemos las luces encendidas,
no encerremos las miradas.
Permitamos compartir a nuestros ojos
la búsqueda infinitas de las manos,
el delirio del calor, de las caricias,
los gemidos que son gritos,
que son nada.
Y aunque no se equivoquen nuestros besos,
o sepamos lo que dicen nuestras caras,
no es de más que nos muestren nuestros cuerpos
la pasión y la avidez que nos regalan.
Si palpita en tu boca mi secreto
mientras busca mi lengua tu morada,
si cabalgas con tu pelo hecho maraña
en la pendiente perfecta de tu espalda,
si es tan rápido el bullir de las hormonas
y después
sin preámbulos
se calman,
y sabemos que vendrá la despedida
y un sincrónico beso, una palabra,
no dejemos para el último momento
la profunda desazón
de las miradas.
un retrato del amor y la pasión,que se lee con gusto. un saludo