Sentada. "Gleeeeeeeg", tiembla el estómago. Esto + esto otro = Aquello. Aroma de juventud. Hedor hormonal. Pica, rascome. Mañana tendría que pedir perdón. Mañana no tendría que pedir perdón. Opuestos en mente. Conclusión regurjitada al interés propio. Zumbido en la entrepierna. "Rsss, rsss" de mano rascando zona púbica desde el interior del bolsillo de un pantalón tejano. Placer de un primer a un sexto segundo. Estavilizando patrones existenciales. A lo lejos, una voz de una frecuencia poco estable choca contra los oidos: "¿Sandra?". Procesando códigos de lenguaje. Emitiendo respuesta acorde al interés propio: "Hola, Pablo". Lenguaje básico se entremezcla con millones de factores bioquímicos propios. "Bum, bum" el corazón. "Snifff" de las fosas nasales aspirando mucosidad en estado semi-líquido. Agresión labial. "No, no, no ¿Pero qué haces, imbécil?" es la respuesta hostil diseñada para no sufrir una agresión al status quo del conjunto de células oscilantes y agrupadas que componen ser. Los músculos se preparan para una huida del peligro. El cerebro computa una respuesta incomprensiblemente veloz que obliga a los pies a andar para luego, tras un impulso, correr.

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