Subió el volumen de la música. Sonaba una de sus canciones favoritas, nunca se cansaba de escucharla, pero esta sería la última vez que entonaría su melodía y que cantaría esa letra que la identificaba por completo, y ya no le importaba desafinar mientras su entrecortada voz se anudaba en su garganta. Emprendía el último viaje de su vida, con el sol brillando en lo alto, con el mar esperándola con los brazos abiertos y con muchos sueños cumplidos, ¿qué más podía pedir? Pisó el acelerador a fondo para escuchar el sonido del motor que la conduciría a su destino, metió primera y soltó el freno de mano. Un último suspiro salió de sus labios secos y agrietados por los nervios. Cerró los ojos y se sumergió durante unos segundos en la oscuridad de su interior. Los abrió de nuevo justo en el momento en el que una gaviota revoloteaba frente a ella. Billete sólo de ida. Vamos allá. Con la rodilla temblando pisó el acelerador y emprendió su viaje, dejando tras de sí un reguero de besos perdidos, que terminarían evaporándose y que desaparecerían para siempre, igual que ella. En las noticias no dijeron el motivo del accidente, era una recta con perfecta visibilidad, y con vallas protectoras, quizás un descuido de la conductora…..Nadie sabe que no fue un accidente, era un viaje al fondo del mar con billete sólo de ida.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos