Morir de Amor
02 de noviembre de 2008
por uca
Encontraron su cuerpo en un callejón, boca
abajo y empapado, en aquella tarde de lluvia infinita. Fue por
casualidad: una pelota que se escapó del parque que había enfrente, y un
niño que llegó hasta aquel lugar y que, asustado, fue rápidamente en
busca de su madre para contarle que en el callejón había una mujer que
se había desmayado.
Poco a poco, el vacío callejón se
convirtió en un pasillo de policías, de periodistas, de médicos, de
curiosos,
.estaban todos menos él. La única persona que en realidad
hubiera querido que la sostuviera en sus brazos en aquel momento, la
última persona que le había rozado los labios y que le había acariciado
la mejilla
, no estaba. La persona que le había arrebatado sus últimos
minutos de vida, el hombre que le había robado el último suspiro de su
corazón,
él
, él no estaba
, porque no la creyó cuando le dijo que si la
dejaba, ella se moriría. No la creyó cuando él le dijo que era mejor que
se fuera de su casa, y ella empezó a respirar con dificultad, y a notar
cómo le faltaba el aire
él dijo que ya se le pasaría. No la creyó
cuando, pálida y temblorosa, le dijo que se mareaba, al terminar de
escuchar de su boca, que todo se había acabado. Aquella boca que hasta
hace poco le había regalado besos, ahora la invitaba a irse. Todo se
empezó a nublar, ella le repitió que si se marchaba, se moriría, pero
él, dándole la espalda, miraba por la ventana, impasible. Deja la llave
sobre la mesa antes de salir Fueron las últimas palabras que ella
escuchó. Y salió por la puerta, con el corazón intentando volar hacia
donde él se quedaba. Llegó a la calle y notó cómo la lluvia le rozaba la
cara y sintió frío. Empezó a caminar sin rumbo fijo, no veía nada, la
vista se le nubló y sintió un gran vacío en su interior que brotó por su
boca en forma de un grito aterrador que nadie escuchó en aquel solitario
callejón, y allí mismo se desplomó. Te lo dije cariño, me moriría si te
dejaba, te lo advertí, me he muerto de amor, y tú has sido el culpable.
Él seguía mirando por la ventaba atraído por el movimiento de
ambulancias y de coches de policía que se divisaba unas manzanas más
allá. ¿Qué habría ocurrido? Este era un barrio muy tranquilo. Nunca supo
que se encontraba en la piel del culpable que nunca buscaron y que
nunca, por supuesto, encontraron.