Que lo más rico son estas reconciliaciones dices Fumar, comer y tirar. Quedarnos dormiditos después de haber peleado por el uso del ventilador, o la posición en la cual se nos hace más cómodo pernoctar. Sabes que se me acalambra el brazo diez minutos después de sostener tu cabeza, que babeo en la almohada, que del lado izquierdo descanso, del derecho me vencen el peso de los párpados, que tus rizos me pican el ojo, que no me gusta el borde de la cama. Te asusta la fantasía de que me caigan los anaqueles de las películas encima, que el estruendo te levante y me encuentres allí, amoratado o muerto. Por eso te sitúas al fondo, para protegerme, que tu vida se iría conmigo. Mayor compromiso y afecto hasta el día de hoy encuentro en otras manos.
Y què difìcil acostumbrarse al ya no estàs (al principio me caía de la cama, mi cuerpo no entendìa que el otro cuerpo ya no estaba a la vuelta del abrazo) Muy bueno.