En el titilar de una estrella surgió,
fue como un reclamo ardiente
que incendió mis campos yermos.
Aullé a la luna mil veces
para susurrar tu nombre
al oído de su cara oculta.
Los cuervos se vistieron de blanco,
infinidad de amapolas florecieron
en un frío mes de Diciembre.
Me arranqué la pelliza gris
y me convertí en guerrero
que daría su vida por ti.
Se me desnudó la piel
y escaparon mis complejos
volando hacia la libertad.
Me convertí en tibia brisa
para acariciar tu rostro
y oler tu cobrizo pelo.
Dejé de intentar sobrevivir
para convertirme en amante
y aposentarme en tu regazo.
Mi corazón late fuerte,
escucha su pálpito
lo sentirás crecer.
Compartamos mariposas
y caminemos juntos
el sendero de la vida.
No dejemos de soñar
paisajes nunca hollados
donde dejar nuestra huella.
Viste tu cuerpo de jazmines
envuélvete en hierbabuena
y perfúmate de vainilla.
Regálame el brillo de tus ojos
que entre en mí la primavera
y se derritan mis hielos.
Un cortejo de golondrinas
muestra el camino de retorno
al lugar donde nació el querer.
Reaviva mi fuego
desboca mis pasiones
en las colinas de tu carne.
Visitemos la gruta del deseo
desnudemos nuestras almas
y juntemos nuestros labios.
Huyamos del descanso eterno
abrazando nuestros cuerpos
en una caricia interminable.
Es indescriptible lo que fluye por dentro cunado un detalle, una palabra o un gesto te atrapa y se abre paso despertando un corazón dormido, en letargo sin poderlo ya parar y lo he vivido en este bello poema.
Un saludo.