Viajo en un sarcófago de oro
atravesando un universo vacío,
explorando una galaxia infinita
en un tiempo indefinido.
Mi coraza es de hielo y cristal
mis ojos se enturbian
por la sal de lágrimas
que escapan de ellos.
He sido navegante
de culturas extintas
aterido en fríos invernales
o hundido en el fango.
Se me ha ido la vida
atrapado en sueños,
he atravesado el infierno
perdido en pesadillas.
Mi pensamiento es amargo
mi mente es perversa
a veces soy un diablo
transitando el tumulto.
Amanece en la noche blanca
mientras mi alma bruna
transita descalza
recovecos del pasado.
No se si vivo o muero
pero el caso es que existo
a pesar de esta incertidumbre
que me corroe por dentro.
Ando descalzo y sin rumbo
por un mundo en llamas
atrapado en la soledad
abandonado a mis fantasmas.
El espectro de la vida
tiene las cuencas vacías
pero murmura cosas tristes
que me atenazan por dentro.
La luna llena desaparece
tras una multitud de insectos
que la devoran sin piedad
y todo se vuelve oscuro.
El silencio me deja sordo
y me apetece gritar al viento
pero nada sale de mi garganta
pues el sonido se alejó de mí.
El eco de lluvia no cesa de golpear
los cristales de mi raciocinio
trepanando mi cerebro
abriendo la espita de la locura.
Me pierdo en abismos insondables
donde el alba se une al ocaso
abandonando sus luces y colores
en el acantilado de la extinción.
Me adentro en el desierto
me mimetizo en sus arenas
me dirijo al horizonte infinito
donde para siempre me pierdo.