El primero se fuma hoy día.
Escribiendo en en las mismas hojas donde empezamos a escribir nuestra historia empiezo a culminarla.
Escrito el mismo día que nos dejamos ir.
El mismo día en que descubrí que podía sonreír sin ti, sin poseerte.
El mismo día en que acepté que aunque te ame tanto y tú a mí, sólo nos hacemos daño.
Los mismos tabacos que nos unieron, con los que descubrimos la esa complicidad, los que a veces nos separaron y otras terminaron por unirnos más que nunca.
El mismo aroma que hasta la fecha no sé de qué demonios se trata sino el aroma de tu nombre, tu recuerdo.
Los que pusieron mi pecho a tus balas.
No sé si fue la estupidez o la inocencia lo que terminó pr juntarnos, pero de lo que estoy seguro es que fue la estupidez lo que nos separó, nuestra estupidez. Tuya por permitirme hacerte daño, mía por reaccionar muy tarde.
¿Te he dicho que un buen tabaco siempre va a llevar tu nombre?
Tu nombre: El origen de mi adicción hacia ti, al tabaco.
Para recordarte, recordar el sabor de tus besos más sinceros mezclados con el sabor del tabaco más amargo, para verte en el humo y recordarme como te desvaneciste en el aire como él mismo.
El primer tabaco fue el más amargo, ese que sabe a tus besos, huele a tu perfume, ese que lleva tu nombre, tu recuerdo, y luego desaparece.
