TusTextos

Insomnio

La noche va cediendo ante el amanecer y mis ojos no consiguen encontrar la paz suficiente para descansar. Tal vez sea el calor del verano tan asfixiante que apenas puedo respirar. Tal vez sea aquel grillo que no para de martillear mi oído o que la luz de la ciudad se ha vuelto demasiado molesta. Y así podría seguir horas y horas mintiéndome a mí mismo, encontrado mil escusas para evitar desenterrar el pasado.
No ayuda que fue un verano, igual de caluroso que este, cuando la fortuna se puso de mi lado. Apenas conseguía creer que mi torpeza pudiera ser la razón de tu felicidad. Solía odiar las playas, pero descubrí que no hay mejor lugar para besarte que una noche a la luz de la luna mientras el mar canta para nosotros. Tus labios eran olas implacables que no paraban de romper una y otra vez contra los míos. Al principio eran como un acantilado, pero tú dulzura fue erosionando la roca. Conseguiste recuperar al niño que ocultaba, aquel que es feliz cuando le das un helado, cuando las olas te empujan hasta que te caes de la forma más ridícula, cuando se pasa el día jugando y se duerme en el coche.
Sé que te encantaba poder cuidar de mi niño, pero la vida me lo robó. Perdí la parte de mí que más quería y la que me hacía feliz. El peso del tiempo, de las expectativas y de mis sueños hicieron que descuidará de mi pequeño. Poco a poco voy recabando información y voy dando con las huellas que dejó en la arena, pero aún no consigo traerlo de vuelta. El día que lo encuentre espero que pueda perdonarme y quiera devolverme la felicidad, esa que compartíamos tu y yo.
Ya han pasado dos horas y creo que es tiempo de admitir la razón de insomnio. Recordar y recordar lo vivido me ha hecho darme cuenta de que tú también tenías una niña pequeña escondida dentro de tí. Recuerdo lo tímida e insegura que era, ahora es toda una guerrera pero seguía buscando refugio en mis brazos. Discúlpame porque le he fallado y nunca más podré ser el oleaje que relaje su respiración ni el aire que mezca su pelo.
Mi pecho era el lugar donde venía a dormir todas las noches, porque sabía que yo iba a cuidarla hasta que sus ojos se cerrarán. Una vez ella dormía podía empezar a soñar yo también. Ahora los caminos nos han separado y estás aprendiendo a dormir sola. Por eso sé que hoy la tristeza ha impedido que duermas, porque aún en la lejanía sigo esperando a que tus ojos se cierren primero.
Wio01 de septiembre de 2023

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