Caminando entre la noche , patos dormidos ; anoche te recordé.
Recordé aquel beso bajo los fuegos artificiales. Como siempre , los ojos bien abiertos , aquélla sin perder detalle del firmamento.
Noté el calor de aquella madrugada , el agobiante humano. Casi desnudos el sudor atraía tu cuerpo contra el mío como si de imanes de polos opuestos se tratase y la energía que desprendían nos la aguantábamos. Ni queja del asfixiante mientras nos pudiésemos sentir el uno al otro , mientras nuestras pieles contiguas intercambiasen vapores. Mis ardientes lágrimas se mezclaban con el sudor en el ambiente , alivio cuando soplabas mi carita. Casi ya los dos a la cazuela no había intención de moverse un milímetro. Te entretenías jugando con los cordones de mis pantalones cortos. Tus caricias inmóviles me estremecían y tu aliento movía mi pelo. Cansados , el plan era no hacer nada. Cualquiera que nos viese juraría que fuésemos parte del decorado del lugar. Como por arte de magia la ventana abierta , noche de Luna llena volaban cartas por la habitación y la gallina incitaba al cambio de acto. Suavemente , por el costado y de la cabeza a tus pies; me escurría. El rozamiento dejaba su marca , quemaba en mi memoria.
La misma en la que todo se estropeó. Y tu madre me echó de la casa por no ser mi sangre del mismo color.
Invítame a un café.
Cierra hoy los ojos y sorbemé.
MUy buen escrito... Respondiendo al comentario anterior, creo que todos tenemos un bisturi en mano, y sólo depende de nosotros mismos destruirnos o crear una obra de arte con el!... Todo es relativo!