Las personas perdemos muchas oportunidades por la idea de que "no es el momento adecuado". El miedo a perder la capacidad de hacer "lo que se debe hacer" en cada momento de la vida, nos hace dejar de apreciar la singularidad de algunas de esas oportunidades.
A veces un "ahora o nunca" marca nuestras vivencias y moldea nuestras personalidades. Tras pasar varias páginas vamos aprendiendo a diferenciar cuáles son las que se repiten y cuáles las que no. Aunque no sea la fecha, ni la hora exacta en las que deben suceder.
Porque el mejor momento para tomar los trenes que nos llevan a encontrarnos con nosotros mismos no es a la edad que toca. Sino cuando lo sientes... antes de que te des cuenta de que más vale llegar temprano y equivocarse, que llegar a tu hora y darte cuenta de que los diamantes no son tan fáciles de encontrar.
Y a veces cuando ves algo que brilla, y es tu momento... resulta no ser el suyo. A esa piedrita le falta mucho por pulir. Huyendo en un ahora o nunca incierto y emocionante.
Pero... prefiero ir muy, muy, muy tarde... antes que no llegar a la Luna.
Xana, me estás dejando pensativa y un tanto desconcertada.
Y es que me haces pensar que en la vida no es oro todo lo que reluce.
Pero estás aquí, y me traes recuerdos en tus bolsillos, y una sonrisa emocionada.
Estamos en casa.