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No Soy Yo

Cada día entono con mayor énfasis los delirios megalómanos hacia una cumbre perdida en la azotea de mis alborotados pensamientos. Rígido en los horarios vespertinos paso el día aspirando humos de bienestar y copos de tilas de tranquilizantes y ansiolíticos, disfrazando la existencia de fugaces sonrisas, mientras el alma vive despedazada frente a un espejo roto y una existencia desalmada. Esas huídas que llevan a las cúspides de los ictus y de los infartos cerebrales, peregrinando por vacíos huéspedes de espejos, acumulando silenciosas derrotas con la desmedida locura de un narciso ya marchito, abocado a una temprana vejez y extraviado en un mundo extraño de ilusiones iniciadas y perdidas en los solemnes infortunios de la propia vanidad. Extasiado ante los números y el recuento de cajas semanales, listas y tachaduras interminables de renglones prosaicos para alcanzar metas inalcanzables, proyectos de vida que son solo cifras en cuentas y préstamos inacabables, para acabar siendo solo una figura de sal en un mar de nieve que el verano derrite. Años perdidos en abrir y cerrar puertas, alzar tapias y abrir pozos sin fondo, en una estrepitosa caída hacia lo insustancial, rodeado de infelices, de extraños, de sonrisas de mueca, de disciplinados horarios, ahuyentando las oportunidades y ensalzando el propio ego de matarife ante cualquier acontecimiento adverso a mi imagen rota y quebrada de espejo. Enterrando el estanque, olvidado, vacío, paladas de otoños, con la propia tierra de febriles quimeras y disparates de escaparate. Alcanzo el silencio en todas las obras inconclusas, en jardines despoblados, en los prestados paisajes. Muerta la ilusión en un tramo de mi propia locura, acallando la sinrazón y la palabra, sin mediar un solo espacio para la reposada elocuencia, disfrazando la vida en un oasis de calamidades que asemejan un infierno de despropósitos. Lapidas, bloques, figuras, piedras que calladas ya son ausentes, crómlech sin significado alguno que esperan un olvido cierto, cavado, de misterio, de ignorancia, de no retorno al pasado. Cada mañana el mismo bostezo y por las noches el mismo drama de la demencia, entre bultos y cajas, desorden, con el sueño arrebatado y la mirada infinita perdida en los derroches. Lo cotidiano es ya solo una rutina de mensajes, de ausencias, de dolor dañino proyectado hacia el propio dolor sangrante de la insania. Y al final, nada. Nada que contemple que la existencia es solo un pasatiempo o una pérdida de tiempo, con la coraza puesta y el infortunio de nuestro propio ser. La venganza no escrita de nuestras propias decisiones, decapitando desdichas y abrazando nuestros propios verdugos, sentencias que nos postergan a vivir encadenados, con esa capital pena y esa perpetua condena de quienes somos. Despierto cada mañana con esa idea, ese endiablado recuerdo, el abrupto pensamiento de la miserable existencia. La ventana inclinada, la luz soleada, el cielo azul y la montaña nevada. Todo sigue igual. Nada ha cambiado desde ayer, el espejo que me mira, lo ignoro, el espejo que me recuerda que soy y existo. El silencio que no despierta y los mudos ladridos que escampan pretensiones de pedestales. Encaramado en las tinieblas de los propios e íntimos asuntos, despereza el latido, canjear el rostro con los pinceles y los colores, afrontar de nuevo el revés caprichoso de ser o no ser. Y me alejo absorto en vencidas tristezas, en una soledad de calendario, de días fugaces, de noches eternas, de disparates, de absurdos, de insensateces, sin mediar un solo respiro, dejo que pasen las horas, recogido, solo, en frente de un roto espejo de ira, donde ni me veo ni me encuentro, donde hay alguien en mí que me recuerda que no soy yo.
Xavierpasqual24 de enero de 2017

2 Recomendaciones

4 Comentarios

  • Mejorana

    Es como una reflexión en un momento en el que te sientes deprimido.
    La felicidad hay que conquistarla, Xavier y serle agradecidos al hecho de haber nacido.
    Si piensas bien te darás cuenta de todas las cosas que tuvieron que pasar hasta que llegaste.
    Todos los antepasados tuyos a través de los siglos, cuantas coincidencias, cuantos hechos, Xavier.
    Un abrazo.

    25/01/17 10:01

  • Xavierpasqual

    Muchas gracias Mejorana, No soy yo, no estoy deprimido, vivo mecido por las olas, los vientos y las tempestades, no escribo sobre mi, escribir es un placer. Amo las palabras como Neruda y agradezco las tuyas. Infinitas palabras. Abrazos.

    25/01/17 10:01

  • Mejorana

    Te comprendo, Xavier, tenemos la tendencia a pensar que lo que escriben los otros es que les pasa a ellos, y todo es pura ficción.

    26/01/17 06:01

  • Xavierpasqual

    Mejorana, ojala fuera ficción o dimensión desconocida, es la vida misma y sus circunstancias, leña y fuego, al final es hoguera. Saludos.

    26/01/17 09:01

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