En los días decembrinos, recuerdo a mi Hada Madrina.
Realmente en mis años de adolescente no la veía con los
ojos del corazón sino con los humanos. Allí estaba ella en
el Oriente del País. Yo en aquel tiempo quería conocer
gente,bailar,conversar,alegrarme y mis padres me llevaban
donde mi Hada Madrina.
En una casa humilde, ella llevaba una ropa desaliñada
pero con un corazón inmenso. Antes no lo palpaba, pero al
igual que el Rey de los Reyes provenía de la pobreza.
Hoy reconozco que mi madrina era un Hada que esperaba
que todos observaramos la gran belleza que poseía: su
alma.
Simplemente, nos ofrecía el ejemplo de que las verdaderas
cosas no están en lo material sino en lo espiritual. Porque
al fin y al cabo envejecemos, tenemos arrugas, canas
, sufrimos accidentes, nos colocamos anteojos etc. y lo que
prevalece es el alma. Esta que se va nutriendo con las
experiencias de la vida. Y en nuestra existencia tenemos
buenas y malas, prevaleciendo las últimas porque nos dan
una enseñanza y las buenas se desaparecen como haz de
luz, en breve momento. Así que fui premiada porque tuve
una Hada Madrina que jamás olvidaré.
A TI
Que lindo lo que dice, amo a las hadas.