Y cuando en el palacio
Viejo,
bello como un ágave de piedra,
atisbemos en lo alto del torreón
el horizonte,
al bajar los escalones,
estarán un poco más gastados,
volveremos a nuestras alcobas,
seremos recibidos por sus piedras,
es el aplauso de los que caminamos.
Se oye un río a lo lejos
la naturaleza no ha muerto
la majestad de su fuerza es infinita,
como un trino de un pájaro,
me reconforta.
Sonidos varios, escuchados sólo:
por los que caminamos.
Solo aquel que camina, sigue, aunque se equivoque, seguir es el secreto para encontrar.
Nunca veras a un animal compadecerse de si mismo, puedo morir, pero nunca compadecerse, siempre siguen adelante hasta el final, siempre.
Sigue caminando, no pares nunca.
Pol.