LA SENDA
Mitigado por la semilla de la indiferencia dispuesto a postrarme ante el amplio elenco de figurantes
Portadores de infortunio y mercaderes de quimeras.
Nos envuelven con cándidas palabras, nos mecen en la desidia con el mero objetivo de anular los sueños de libertad.
¿Donde quedo el orgullo del humillado?
Bañados en el lodo de la ojeriza inmunes a las lágrimas del desaliento, escondidos bajo el caparazón de la sumisión, como mera condición, la rendición.
Aquí yacemos en este escaparate engalanado de luces, fraguado por los títeres de la codicia.
Mundo antagónico capaz de negar el agua al sediento sin más recurso que humedecer sus labios en las lágrimas de la injusticia, y a la postre saciar la sed del poderoso con la fatiga del oprimido.
Corazones anulados, latidos controlados sin más fuerza que el cansancio.
Años de batallas y a utopías, y como recompensa la ofensa.
Me dispongo a emerger fuera de este barrizal, sin más enseres que la rabia y la razón.
Resurjamos de este pozo de esclavitud e ingratitud.
Me rebelo ante este bosque plagado de caminos esbozados
Tierra madre abonada con la sangre y el sudor de aquel despojado de su honor.
Arboles protegidos por la fuerza de la injusticia
Carceleros sigilosos siempre atentos al despertar del sometido, esparcen sus raíces por remotos recodos de esperanza.
Caminos sin más recorrido que lo perdido
Como huellas la sangre del herido, como dirección la del olvido.
Despojado de todo miedo y sin más dolor que el triste color de este mundo moribundo, me abro camino entre la oscuridad.
Y una vez fuera de este averno me arrodillo a los pies del rio, y allí luces como la mejor de las luces.
Flor olvidada y castigada
Ante mi yaces sin más realidad que la Libertad.
Antonio José Mascaró Pérez
http://ajmascaro.blogspot.com.es/
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