Por amor a ella decidió partir
En un viaje sin retorno.
Su promesa había sido no seguirla
Pero la nostalgia era tan grande
Que la vida se había convertido en un castigo.
Su amor no le permitía cumplir con su convenio
La herida era tan lacerante
que no lograba hacer a un lado su egoismo.
Resolvió seguirla
con las ansias de quien busca un tesoro
y encontró por fin la paz en el fondo del mar.
Ese mar que tantas veces
Baño sus cuerpos entrelazados
Ese mar que alguna vez fue testigo
De su promesa de amor eterno
Ese mar hoy era la entrada hacia el reencuentro.