No te acostumbre a mí,
No te acostumbres al duelo de miradas que sufrimos y disfrutamos,
No te acostumbres a mis mil sonrisas,
No te acostumbres a amanecer a mi lado,
No te acostumbres al olor de mi pelo al despertar,
No te acostumbres a mis discusiones tontas sin motivos,
No te acostumbres a ver en mi cara esos gestos de esperanza, de sueños por cumplir,
No te acostumbres a mis brazos, ni a mis abrazos
Ni a mis manos, ni caricias
Ni a mis uñas y arañazos.
No te acostumbres a verme volar con los pies en Tierra,
Ni a despertarme mientras sueño despierta.
Tampoco te acostumbres a consolarme cuando me crea incapaz,
No te acostumbres a nada de esto, porque, es posible que un día desaparezca y eches de menos todo aquello a lo que te has acostumbrado.
Yo me he acostumbrado a quererte. Y no quiero tener que echarte de menos.