Que no tuvieses nombre ni cara querría, para no pasarme la noche tocando sueños con vos. Si tu esencia fuese árbol muy alta la pretendería para que no me alcanzase tu olor. Estoy pensativa, no soy Dios ni lo deseo, estoy aquí abajo, le miro mientras agito las manos y le apunto con el dedo. Le dibujo corazones en el suelo mientras le señalo como a un punto cardinal. Doy saltos para que me vea, veo que sus ojos me han visto, me sonrie, y me hace una mueca de incredulidad. Yo me quedo contemplando mi punto cardinal a la espera de que vuelva a mirar...¿es Dios un ser tan ocupado que no le queda tiempo para observar?