Está en una cama de hospital un hombre moribundo que decidió escribir sus últimas palabras:
El único ladrón que no robó.
El único sabio que no pecó de manía.
El único astronauta que naufragó.
El único ignorante que leía.
El único gato que ladró.
El único pintor que no existió.
El único guerrero que lloró.
El único desierto que deseó la vida.
El único pingüino que escapó.
El único marciano que escribía.
El único borracho que olvidó.
El único nocturno que mató.
El único verano que nació.
El único misterio que
