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Sangre

Devastado, el brujo interrumpió la continuidad de su carne, detrás del brazo se abrió un dolor. Del templo de su cuerpo emanó templado el ruido rojo, quemando el miedo y desgastando cualquier otra sensación. Magia, el líquido brilló y derramándose produjo una visión, gota, en que cada divino designio por venir, se develaba y se entendía. Opacó el brujo lo mundano y disolvió lo superficial, solo un porvenir le interesaba y maniáticamente lo buscó. Vieja, muéstrate, quiero saber donde estás. Apareció, envuelta en la futura exequia con el pecho sumido en el pecho y la garganta agobiada de llorar. Al brujo lo estaban enterrando y a aquella verdaderamente le interesó. La visión se extinguió en su cúpula escarlata, y el desconsolado que estaba mirando se arrepintió, viendo falaz la causa de su desesperación. Siguió manando porvenires el brujo por su antebrazo, hasta que murió. La escena funebre eventualmente se repitió, con la vieja llorando y el terrible dolor. Arriba, afuera, el brujo estaba condenado a repetir infinitamente la visión.
Abrahamsaucedocepeda30 de julio de 2009

1 Comentarios

  • Mejorana

    Como están esta tarde de imaginación los buenos escritores. Qué barbaridad. Qué derroche de embrujo, magia y fantasía.
    Como siempre, ha sido un gran placer leerte Abrahán.
    Un verdadero goce para le espíritu y la inteligencia.

    30/07/09 08:07

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