Escucha a la gente,
asesina sin meditación
todos esos prejuicios
que acumulas.
Escucha sus historias,
ponte de traje su pasado,
engulle sus espíritus
y hazlos parte de ti,
sé que es complicado
deshacerse de ese egoísmo
natural,
pero al menos
inténtalo.
Estoy harto de ver
como nos cierran
las puertas del cielo
y nos abren
de par en par
las del infierno.
Nos marginan,
nos obligan a mantenernos alerta,
somos números en una alcantarilla,
espectros que no pueden permitirse
pagarse un rostro,
nos sumergen en la derrota,
nacemos con hormigón en los pies,
somos la escusa del progreso,
los juguetes mutilados
de unos poderosos e invisibles
dementes
ante los que nuestra desunión
nos mantiene indefensos.
Mira esos gestos en la fila del paro,
mira a ese tirado en la acera
ahogándose en vino barato,
mira a esos que se juegan la vida
intentando cruzar fronteras
con la fe y desesperación
del que solo aspira
a algo de dignidad,
mira esos niños,
deberían estar jugando,
estudiando,
mira como en lugar de eso
están fabricando tus zapatos
a cambio de una miseria...
¿Y qué haces tú?
¿Y qué hago yo?
¿Acaso sirve de algo
que deshaga en estas letras
la rabia que me produce
tanta injusticia ?
¿Acaso voy a liberar
la tristeza de esos ojos?
Oh Dios,
a veces miro este techo azul
esperando que esa bola de fuego
arrase con todo esto,
claro que
vivir merece la pena,
lo que no sé si vale la pena es
el alto precio
que paga una mayoría
para que unos "pocos"
puedan vivir
como todos merecen.
