Se detiene el instante, en esa justa medida
en la que yo te miro y tú me miras.
La tarde se llevó en su pecho, una parte del temor,
del hecho de seguir sintiendo nuevos hechos.
Tan solo puedo detener la prisa en el laberinto
y escribir para ti,
algo nuevo, distinto a cuanto guardas en tu memoria
de nube o de vendaval.
No se ama al cruzar la corriente,
en una urgente prisa por decir...¡ te quiero !
Basta seguir, paso a paso,
el ritmo de mil amaneceres,
las miradass tiernas,
el cómo eres corazón de bosque.
Las palabras persiguen decir lo poco que representan,
es el corazón, la afrenta del silencio frente a una
simple sonrisa.
La rosa creció y sin prisa
llegó a tus manos.
¡ Bálsamo de sueño ! Temor olvidado !
Renace hoy, Otoño singular...el recuerdo
abierto a esa ventana de luz,
desde la que mirar la única verdad
que nos hace libres:
¡ tu bosque !
Escribes belleza, se respira poesía. Saludos