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El Hombre de la Ciudad/el Hombre Del Campo

El hombre de la ciudad se levantó una mañana al oír el ruido musical de su despertador programable, se pesó en su bascula parlante, se lavó e hizo pis en el lavabo ergonómico avanzado y desayunó un café en su cafetera electrónica que le hacia el café según el tono de voz con el que se lo ordenaba, valorando sus parámetros biorrítmicos del día, tomó sus píldoras revitalizantes y luego mientras con una mano re¬cibía su perfume automático con otra dirigía su mando unipersonal a la central informática la cual en solo 1,5 minutos le dió la exacta información de el tiempo, la bolsa, el tráfico y el pulso de la política para ese día.
Exactamente 24 minutos después se encontraba en su puesto de trabajo.
El hombre del campo se despertó al amanecer, casi antes que el gallo cantase, no por necesidad u obligación, sino por costumbre, se desperezó y abrió de par en par la ventana para observar la escarcha en la hierba, se cubrió con un gabán y salió fuera a por leña, le salió al paso su perro, y después de formar el fuego, almorzó y a la faena.
Aladif02 de mayo de 2013

2 Comentarios

  • Indigo

    Basta ver los diarios del hombre de la ciudad o leer las manos del hombre del campo para comprobar la veracidad contundente y explícita del texto que nos presentas, fundamentado en argumentos convincentes.
    Me he desenvuelto entre ambas situaciones y opté por el campo, donde convivo con cantos de aves y tecnología reciente, sin la angustia de la ciudad.
    Salud.

    03/05/13 02:05

  • Ennimaje

    Un relato con dos personajes. Aunque incompleto, una oportunidad sobresaliente.

    04/05/13 07:05

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