TusTextos

21 de Diciembre


Yo siempre he visualizado el Apocalipsis como una liberación a lo bestia, sin anestesia y sin tiritas. En la conciencia colectiva del ser humano reside la insana necesidad de darlo todo por acabado, pero eso sí, a lo grande, sin cortes publicitarios y con fuegos de artificio, estruendo y catástrofes de magnitudes indescriptibles que hagan temblar los cimientos del planeta y, a ser posible, también el chalé del vecino. Podría decirse, de algún modo, que el ser humano anhela dejar de existir sí o sí, pero a consecuencia de un cúmulo de catástrofes que le den sentido a su fallecimiento, ya que la vida de uno vale mucho, y no se vende por nada, aunque a estas alturas de la crisis ya estemos cansados de “prostituirnos” por un “pedacito de cielo”, por un pedazo de pan… A lo largo de la vida me he encontrado con mucha gente que no cree en nada, ni en ellos mismos, y mucho menos en sus semejantes, pero que tienen miedo de todo: miedo a que lleguen dragones de tres cabezas y cinco rabadillas a devorar lo cimientos de la Civilización Moderna, miedo a una caída tonta, miedo a que en los yogures de fresa algún fanático camufle cuchillas de afeitar, miedo al propio miedo… Con este asunto maléfico y desgarrador ya andaba el Presidente de los EEUU, Ronald Reagan, a principios de los años 80, cuando aseveró: “Me vuelvo a los antiguos profetas del Viejo Testamento y las señales que predicen el Armagedón, y me pregunto si... si nosotros somos la generación que verá ocurrir eso. No sé si habrán notado algunas de las profecías recientemente, pero, créanme, ciertamente describen los tiempos en que estamos viviendo”; y así seguimos en pleno siglo XXI, oiga, ya que la esencia del ser humano, de una manera u otra, tiende muchas veces hacia el suicidio colectivo, hacia el aniquilamiento de toda una raza y un poquito más, al Armagedón que más tarde que temprano llegará, sin duda, ya que lo malo de los deseos es que, si se piden muy de continuo y con suma fe, se cumplen, y sobre todo si los susodichos son enteramente infernales. El fin llegará a lo “Apocalipsis Z”, la saga literaria de Manel Loureiro, pero en vez de convertirnos todos en zombis, lastimosamente se transformarán algunos políticos (aunque en ese momento, no sólo estarán podridos por dentro, sino también por fuera, y bramando sonidos infectos que cualquiera podría confundir con un debate electoral, o algo parecido). Y ya falta muy poco para el día 21, momento exacto en que –supuestamente- los Mayas dejaron constancia del finiquito, del “se ha acabado lo que se daba por motivos de deshumanización”. Pese a esto, yo soy de los que piensan que el rechinar de dientes ya hace tiempo que habita entre nosotros, lo que ocurre es que en vez de agarrarnos de sopetón, lo hace por partes y lentamente, que es como más le jode al personal. Padecer para creer…
Alexandervortice08 de diciembre de 2012

1 Comentarios

  • Beth

    La verdad, no caerá esa breva de que se acabe el mundo el día 21. Y yo que ya tenía todas mis cosas preparadas para irme al otro barrio...ahora me tocará quedarme en este valle de lágrimas un tiempo más. Porca miseria

    08/12/12 10:12

Más de Alexandervortice

Chat