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BitÁcora



La bitácora se vació
de direcciones legítimas
y el reloj fue amparado por la hoz
y la bisagra consagrada.

Rugieron mis tripas
aunque el inicio de las cosas recónditas
fuera un círculo emborrachado
de sí mismo.
La brújula se desencaminó
y el brío de una inquietud justificó
la tolerancia de odiar
por el simple hecho de hacerlo;
los asesinos del verso
custodiaron mi cadáver putrefacto
y el hilo de vida que le ostentaba la falsedad
fue consumido por mi fallecimiento.

Hubo egos y hay egos…,
mas, desde que yo no estoy
entre vosotros
la brillantez se fue disipando
cual humilde recuerdo literario
digno de ser escuchado
por lo imperfecto
Alexandervortice21 de febrero de 2013

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