-Ven a dormir la siesta... le dije a la vez que le lanzaba una de esas miradas pícaras que tanto él
entiende. Me cogio de la muñeca, y se levantó del sofá mientras me giraba la mano acariciándola con
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-Ven a dormir la siesta... le dije a la vez que le lanzaba una de esas miradas pícaras que tanto él
entiende. Me cogio de la muñeca, y se levantó del sofá mientras me giraba la mano acariciándola con
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