Antesala
Apunto de ingresar a escena, me sobreparo, intentando asimilar todo el tiempo ensayado, cada hora, cada diálogo, cada palabra.
La energía, el empuje de lo interno hacia afuera cogido de algo que no pertenece del todo a tu ser, sostener el disfraz para enloquecer al visionario y completar su corazón.
Todos los días, intentando llenar mi vacío para llenar lo que no hay en otros, lo que hace falta. No con soberbia, no con prepotencia, el deseo es invitar, presentar la belleza en sí misma de la cual los ojos han olvidado de tanto lacerar las calles.
Atónito, todo atragantado ante la maravilla cósmica, inaudible, inalcanzable. Con la esperanza de tomar estrellas cada forma para volcarlas en cada estancia y soltarlas para compartir.
Una diáspora de ideas sobrevienen, no se vayan, no me dejen, sean calmas, cada quien a su momento, no desesperen, no mueran.
Aquí estoy, rescatando con todo mi ser lo que alcanza lo que es posible, si me detengo va ser terrible.
Otra vez el vacío, la ansiedad fulminando, no ... resguardo, pienso, estoy sosegado.
Recogo las flores de su momento y a cada esquina de mi ventana las adorno con el cariño de siempre.
No se marchitan con el agua viva de sueños anhelantes. Respira su perfume, adiós odio, adiós olvido.
Reconocer cada paso, restitutir lo perdido, volver a vivir sinceridad alegre, no más sombras callejeras, no tristezas cobardes.
He encontrado el tesoro pirata, lo más valioso y poderoso del alma, pero ahora tendré que correr, el riesgo: la muerte.
Todos persiguen, todos quieren, mas son palabras no ven?
Desde la antesala sospecho los miles de ojos esperando, los vestidos limpios y perfumados para acatar.
Respiro cada ser, cada paso, me detengo.
Adiós a mí mismo, no más, adiós de todo para comenzar un nuevo camino, un nuevo porvenir.
El valor, fe en entregar lo que si es amor, un amor que nadie ha sabido hasta este momento.
Adiós, la pena ha valido, dejo mis trazos y si os gusta o no, sólo sonrio en mi partida.
