Lloré por ellos.
¿Cuanto?
No sabes cuánto.
Necesitaba oír su voz,
Sentir sus manos sobre mi piel,
respirar el olor a pan tierno cada mañana,
velar sus sueños con besitos en la frente,
hacer cabriolas sobre sus cabecitas rizando el pelo.
Abrazos,
Papa,
Papito.
Lloré por ellos.
No sabes cuánto lloré.