Reposaban las fortalezas escondidas entre discretas ruinas levantadas por generaciones de arañas.
Una leyenda mal contada renacía en las noches.
Algún niño reconstruía los cimientos.
Las fogatas cobraban vida invocando a las almas perdidas.
Efímeros tornados unían sus fuerzas al chocar con los maderos.
Una figura oscura y delgada dirigía la ceremonia.
La danza se detuvo.
Ya dormía... .
A un costado, la presencia sigilosa del dolor olfateaba su sueño.
Dos ojos amarillentos vigilaban el paso de los minutos en una esfera fluorescente.
Despierta! - susurro.
Traigo algo para ti.
Las almas sostuvieron el aliento.
La figura oscura y delgada descubrió su rostro.
Las fogatas trazaron una estela matizada en un cielo sin estrellas.
Observa amor..., nuestra luna.