Tus ojos se vuelven ficticias ilusiones lejanas,
no así las memorias de tus pupilas clavadas en mí sin timidez,
tus labios se tornan impalpables,
pero su sabor continúa imborrable en los míos,
tu piel cada vez menos cálida,
aunque me inunde las noches el candor de tu velo,
tu pecho perdió el hechizo protector,
y sin embargo puedo sentirme en mi hogar en su recuerdo,
tus manos ya no acarician,
y todavía puedo sentirlas cuando cierro los ojos.
tu ser se vuelve cada minuto más nebuloso,
y a la vez permanecés tan presente.
Aunque nunca vayas a leer esto, aunque nunca lo comprendas, necesitaba decirtelo.
Los espíritus siempre agradecen el recuerdo, sobre todo cuando este, es tan hermosamente poético.
Me encanta como escribes.
Un saludo.