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Decisiones 10

La convivencia entre Laura y Freya fue bastante más sencilla de lo que ella había pensado en un primer momento. Las dos eran iguales de ariscas, con lo cual los problemas eran mínimos. La gata era sumamente limpia y su compañera humana le correspondía manteniendo su cajón limpio y los cuencos de agua y comida siempre llenos. De día cada una hacía su vida; es decir Laura entraba y salía y Freya se limitaba a estar arrellanada como una reina en la mecedora de la cocina y de vez en cuando subirse al alfeizar de la ventana de la sala y atisbar lo que pasaba en la calle a través del fino visillo. Respetaba la tapicería del sofá y no hacía ni el más mínimo ruido, sino que se deslizaba por la casa como una elegante bailarina. A veces Laura pensaba que debería haberla llamado Pavlova.
En la monótona vida de Laura, además de la llegada de la gata había dos novedades más. La primera era que Mortem había contestado, aunque casi una semana después, a su mensaje. Lo que le escribió era prácticamente ininteligible, llenos de q, k y abreviaturas infames. Laura le contestó que si ella a los veinte años escribiese de tal manera, no tendría duda alguna en suicidarse. Dos días más tarde Mortem le contestó que era la manera que tenían todos los jóvenes de escribir y que se notaba que era una amargada. También le confesó que no tenía veinte años, sino quince. Bien, eso explicaba algunas cosas. Siguieron hablando asiduamente, al menos un mensaje diario, a veces dos o incluso tres. Laura se enteró de algunas cosas; sus padres estaban separados. Al padre le veía muy poco porque vivía lejos con su nueva esposa y su madre se ocupaba poco de ella; trabajo, rehacer su vida, el caso era que la chica se pasaba casi todo el día sola. Había tenido una especie de novio, seis años mayor que ella que la había manipulado a su antojo, según Laura entendió, y cuando se cansó la dejó tirada como a una colilla. Lo extraño era que vivía en la misma ciudad; aunque no quiso decirle la zona. De momento no le propuso que se vieran, no quería asustarla, pero lo cierto es que tenía cierto grado de curiosidad por conocerla.
La segunda novedad era que había visto a uno de sus vecinos. Como ella había vaticinado, era un jovenzuelo que no tendría más de dieciséis o diecisiete años. Le vio una mañana que salía de casa atronando toda la calle con una moto infernal. Estupendo, ya no habría más paz en el vecindario. Se fijó en que el chico podría haber sido muy guapo si no llevase el pelo rubio completamente rapado a ambos lados y con una cresta encima de la cabeza y algunos mechones azules. Le recordaba a la película del último mohicano, solo que éste era muy blanco de piel y tenía los ojos azules. Su vestimenta le recordaba a un nazi; chaqueta y pantalones de cuero y botas militares. Y lo más repugnante es que se adivinaba un tatuaje en el inicio del pecho; Laura no podía distinguir desde la ventana si era un dragón o una serpiente. Lástima que no llevase puestas sus gafas de lejos. De todos modos, era una especie de demonio salido del Averno. Y entre todas las casas de la ciudad, había tenido que mudarse precisamente al lado de la suya.
-No entiendo estos tiempos-le dijo a la gata. Y apenas había terminado de hablar, se asustó de estar comentando sus pensamientos con un animal. Debía estar más perdida de lo que ella pensaba.
El caso es que poco a poco ambas se acostumbraron a su mutua compañía. Cada noche Laura se iba a su habitación y como quien no quiere la cosa dejaba la puerta entornada en lugar de cerrarla. Cuando ya estaba acostada y con la luz apagada, la gata se subía a la cama sigilosamente y cada noche se iba acercando un poco más a ella. Hasta que una mañana apareció totalmente enroscada a su lado, ronroneando de placer. Laura gruñó al darse cuenta, pero en realidad, según luego tuvo que reconocer, fue más de satisfacción que de enfado. Pero seguía negándose a sí misma que estaba mejor con Freya que sola. Sería claudicar reconocer que una simple gata callejera le había mejorado un poco la vida.
Beth19 de septiembre de 2015

3 Recomendaciones

11 Comentarios

  • Sandor

    No lo leí, aún , pero estoy ansioso ...en cuanto llegue a casa lo leo...No lo borres!!
    Carlos

    19/09/15 10:09

  • Sandor

    Beth,lo que más me gusta es que siendo coherente la historia,nunca sabes lo que va a suceder...No se si leíste City de Baricco, me recuerda tu relato a esa genial novela de humor y literatura con mayúsculas.Desde esa novela hasta tu relato no me reía tanto..
    Besos..y gracias por este rato.
    Carlos

    19/09/15 10:09

  • Avelibre

    Beht,
    lo primero es confesarte un suspiro... . Tus textos son atrapantes. Cuanto más leo, menos ganas tengo de que algún día nos reveles el final de esta historia. El encontrarme cada noche con Laura ya es un respiro obligado. Gracias, gracias y gracias por compartir con nosotros tus letras.
    Si supieras lo feliz que me siento por haberte encontrado aquí.

    Un beso a cambio de otro capítulo.

    Caro

    20/09/15 03:09

  • Beth

    Hola Carlos. No, no he leído el libro que mencionas. Deberé hacerlo. Si es bueno, siempre merece la pena. Yo no soy una persona graciosa ni sé contar chistes, creo que soy bastante seria pero los que me conocen bien dicen que mi humor es caústico y muy negro. Y mi hija, la pobre, lo ha heredado. A veces hay capítulos de la vida que solo se pueden enfrentar con grandes dosis de humor.

    De verdad, muchas gracias por estar ahí y leer. Besos muchos

    20/09/15 08:09

  • Beth

    MI querida Caro,muchas gracias a ti, que lees cada día y me animas a seguir. La verdad es que la que no tiene ni idea del final soy yo. No escribo según un plan trazado de antemano, sino que depende de cómo me levante cada día, así va la cosa. Para algunas cosas soy muy organizada, pero en esto de escribir son los personajes los que me van indicando el camino y yo, que soy muy bien mandá cuando quiero, me dejo llevar.

    Un beso enorme y que tengas un estupendo domingo

    20/09/15 08:09

  • Sandor

    Beth..si tengo tiempo(que lo buscaré para tí) te haré un resumen del libro de Baricco e insertaré algún diálogo.Me recuerda mucho a tí . Eres genial y sigo sin entender que con excepciones, no esté nadie enganchado a lo mejor (en mi opinión) o lo más fresco que puedes en Tt...por cierto en el argot futbolístico , Tt es como se conoce al Tenerife.
    Un beso.
    Carlos

    20/09/15 09:09

  • Beth

    Gracias Carlos. No soy nada especial, solo escribo lo que en cada momento me surge. De todos modos creo que aquí gusta más la poesía. Y sobre gustos nada hay escrito. Yo ahora no estoy mucho para poesía, estoy más para hacer decir a otros lo que quizá yo no me atrevo a decir. Gracias por muchas cosas, y también por tu tiempo. Un beso grande

    20/09/15 10:09

  • Voltereta

    No hay duda de que tu relato me tiene atrapado, estás creando un mundo en el que tienes inmersos a tus lectores y nos mordemos las uñas sin darnos cuenta, en espera de acontecimientos que sin duda están por llegar.

    Tu relato sin duda, me está resusltando francamente interesante.

    Un saludo, Beth.

    20/09/15 07:09

  • Beth

    Gracias Voltereta. Por todo. Saludos cariñosos

    20/09/15 08:09

  • Danae

    Querida beth, qué puedo decir ... eres genial narrando, comparto todo lo que te han dicho ya.
    Un beso

    26/09/15 08:09

  • Beth

    Gracias muchas y otro beso

    26/09/15 08:09

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