Nacemos para vivir. Creo que esa es una de las pocas afirmaciones que me atrevo a realizar. El ser humano ha ido perdiendo poco a poco la capacidad de admirar la vida por sí misma y de admirar a los demás. Hemos llegado al punto en el que solo nos preocupamos por nosotros mismos, somos egoístas . El hombre se ha ido aferrando a distintos complementos que ahora cree imprescindibles, y ahí está el problema, si es que puedo llamarlo así. Las personas somos hipócritas. Nos quejamos de que "todo vaya mal", de que "todo sea una mierda", pero no hacemos nada por solucionarlo. El hombre se rinde. Hipócrita, esa es la palabra que define a alguien que dice una cosa y realiza la opuesta. Quieren tenerlo todo hecho: que terminen las guerras, el hambre, la miseria, la injusticia...quieren la igualdad, la libertad, pero ellos mismos se encadenan, ellos se aferran a sus problemas, a sus propios ideales. El mundo no necesita personas que le recuerden lo mal que funciona. Tampoco necesita a aquellos que se quejan y sufren, se quejan y sufren...y quieren huir. La vida reclama vida. El mundo necesita convertir las cosas equivocadas en cosas justas.