Dardo envenenado directo a mi corazón,
Supurando a cada latido
Un día terrible en él causó
Pues bombeaba, sangrando, malherido
Sangre que se escurría por las mejillas,
Emanando de ella toda la tristeza
En forma de lágrimas suicidas,
Trayendo con éstas, el presagio: esto sólo empieza.
Purificando a cada gota todo el daño causado,
De mi alma sacando todo el veneno
Preguntándome qué había pasado
Por qué no había echado el freno
Mirando al vacío, mi alma volaba
Dejando atrás un recipiente sin vida
De él nada emanaba
Sólo el lamento de la esperanza herida
Pero un día recobró la fe perdida:
Mirando al horizonte que asusta:
aunque a veces pesada, gran valor tiene ésta existencia,
La vida tiene sentido, aunque a veces sea dura, aunque a veces abruma. Al final, siempre alumbra.