Delante de ti, temblando
Poniendo mis pies en el suelo
Delante de ti, llorando
Elevando mis manos al cielo
Cojo un cuchillo y lo elevo,
Me miras absorta con cara perpleja
Suspiro y lo dirijo hacia mi pecho
Y apartas la mirada, con tristeza
De arriba abajo, abro mi carne
Y te desvelo el secreto mejor guardado
Mi alma cubierta de sangre,
Que contiene la esencia de lo más sagrado
Y te doy la ofrenda de mi cuerpo
Como Cristo a sus seguidores
Como un amo acepta de su siervo
Aquello que éste le da entre temblores
Por entregarle lo más puro
Lo que viene del abismo
El fruto prohibido de lo más profundo:
Lo que de verdad es uno mismo
Y abrazas aquello que te he entregado
Con la sonrisa en tu mirada
Cortando tu rostro de lado a lado
Exclamando: después de esto ya no quiero nada
