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Ovejas

Caminando como autómatas hacia el transporte público. A veces da la sensación de que somos ovejas guiadas por un mismo dueño: la rutina.
La rutina de saberse pesado, de que cada día es lo mismo, de que cada segundo y hora, pasan más despacio. De querer huir de las cosas impuestas, pero también de tener miedo a la vez. Porque, en el fondo sabemos, que las mayores cadenas son las que nos hemos hecho nosotros.

Cadenas repletas de eslabones como “mejor en otro momento”,” quisiera hacer esto pero qué pensarán si lo llevo a cabo”, “me gustaría romper con todo pero tengo miedo”, “ya se lo diré mañana ahora no puedo”. Porque estamos seguros, inmersos en nuestra rutina, en esa monotonía que nos quema, que nos hemos creado. Haciendo culpables a los demás, cuando nosotros somos nuestros propios carceleros.

Mirando los rostros en el metro, la cara estándar del individuo medio que puebla el subterráneo. Con una expresión perpetua que chilla callando: “quisiera irme, quisiera hacerlo pero no me dejo”.
Ovejas deseando escapar, perdiéndose en un libro, en alguna melodía que les hace imaginar una realidad. Aunque, muy a su pesar, no permiten dejarse llevar.

Lo que no saben es que algún día, será demasiado tarde. Que los eslabones de las cadenas ya no serán un “no tengo tiempo”, se convertirán en un “por qué no lo hice”, o en un desgarrador “debí haberlo dejado”. Que ni la música, ni la historia más fantástica, podrá salvarles de esas prisiones en las que tanto esmero han puesto.

Y quién soy yo, otra oveja en el metro. Aunque cada vez menos, pues las pezuñas vuelven a ser manos. Y la expresión animal halla cada vez un rostro más humano, reflejado en el cristal del vagón.
Y os insto a todas, a abandonar vuestras cadenas. A liberar esos eslabones con un martillo que golpea un “tengo ganas de verte y te echo de menos”, “voy a decirle que no puedo más”, “no estoy a gusto a tu lado” o un fuerte y sonoro: “me quiero y ya me he cansado de estar atado”.

Feliz viaje de metro, ovejas. Y empezad a romper los eslabones de vuestras cadenas.
Catarsis03 de mayo de 2016

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