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Cantar de Los Cantares

Bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a su paladar. Me llevo a la casa del banquete, y su bandera sobre mi fue amor.
Sustentadme con pasa, confortadme con manzanas; porque estoy enferma de amor. Su izquierda este de bajo de mi cabeza, y su derecha me abrace. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén por los corzos y las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.
¡La voz de mi amado! He aquí el viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados. Mi amado es semejante al corzo, o al cervatillo.
Helo aquí, esta tras nuestra pared, mirando por las ventanas, atisbando por las celosías. Mi amado hablo y me dijo; levántate o amiga mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
La higuera ha echados sus higos; y las vides en cierne dieron su olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que estas en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes.
Muéstrame tu rostro, hazme tu voz oír, porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.


Chuliwaskis15 de febrero de 2011

1 Comentarios

  • Chuliwaskis

    No hay amor mas grande que el de Dios por su creación.

    15/02/11 02:02

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