Cuenta la leyenda que un hombre era perseguido por varios malhechores que queran a saltarlo, el hombre se escondi en una cueva y los ladrones empezaron a buscarlo en otras cuevas diferentes en la que l se encontraba.
Con tal desesperacin elevo una plegaria al creador:
Dios todopoderoso haz que tus ngeles vayan y tapen la entrada, para que no entren a matarme. En ese momento escucho a los hombres acercarse a la cueva y de repente vio aparecer una araa. La araa empez a tejer una telaraa a la entrada.
El hombre volvi a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado: Seor te pide ngeles, no una araa. Y continuo: Seor por favor pon tu mano poderosa y coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme.
Abri los ojos esperando ver el muro tapando la entrada y todo lo que vio fue a la araa tejiendo la telaraa.
Los malhechores ya se encontraban en la cueva contigua y el hombre se quedo esperando su muerte. Cuando los ladrones estuvieron frente a la cueva ya la araa haba tapado toda la entrada. Entonces se escucho esta conversacin: entremos en esta cueva. No, no hace falta. Mira, hay una telaraa! Es imposible que haya podido entrar ah.
No perdamos ms tiempo sigamos buscndolo en las otras cuevas.
Esto nos sucede muy amenudeo, siempre le pedimos al Seor desde la perspectiva humana lo que creemos que necesitamos, pero l solo nos provee de lo que nos hace falta.
Si has pedido un muro y no vez ms que una telaraa, recuerda que Dios sabe lo que necesitas.
encomienda a Jehov tu camino, y confa en l; y l har salmo 37:5
