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Frente al Pasado.1.

Frente al espejo (Capítulo 1)
Frente a la barbarie (Capítulo 2)
Frente al pasado.0. Inicio del capítulo 3

¿Cuántas veces nos ha pasado que al llegar a la casa de alguien, nos plantamos delante de la fachada y elucubramos de forma rápida sobre lo que nos encontraremos en su interior a tenor del entorno, para...a veces,...quedar con la boca abierta ante la incredulidad que nos produce lo que finalmente descubrimos?

¿Y qué decir de ese restaurante superrecomendado por todos que se halla en un local cutre en una zona que desde luego no patearías por la noche y que resulta servir "manjares de dioses" con un servicio a la altura de "Estrella Michelín"?

¿O ese regalo mal envuelto, de una tía lejana a la que apenas conoces pero que por razones incomprensibles para un mortal te hace con ese regalo, millonario?

¿O esa invitación a una fiesta a última hora que interpretas como un ofrecimiento al que se han visto obligados, al que por otra parte tu también consideras inexcusable el no ir pero acaba siendo la mayor juerga de toda tu vida?

¿O...?

En aquel momento el exterior de aquel viejo inmueble podría llevar al equívoco de hacer una valoración errónea e inadecuada. Se respiraba solera y raigambre. Las piedras ya no reposaban armoniosas en los muros. El roble de puertas y ventanas susurraba las quejas de una gran ausencia de mimos y cuidados durante décadas. Muchos vidrios ausentes y fragmentados hacían posible la melodía del viento a su paso, a lo largo y ancho de las numerosas habitaciones, sin voces desde hacía tiempo que perturbaran de otra forma su silencio, solemne, casi fantasmagórico en las noches, bajo aquellos techos huérfanos de iluminación.

Atrás quedaron los tiempos de boato y esplendor, así como lejanos quedaban también los silbidos de unas bombas inoportunas que se llevaron en un segundo, de un plumazo, siglos de historia de uno de los destinos turísticos más visitados en la zona desde la época romana con hospedaje reconstruido a finales del siglo diecinueve. Al calor de los manantiales medicinales que por la propiedad discurrían y de las aguas termales que brotaban en distintos puntos con agua caliente de hasta cuarenta grados, existió siempre un disfrute por numeroso público hasta el estallido de la Guerra Civil. Sin embargo durante la posguerra y a lo largo de la dictadura quedaron clausurados, cercándose toda la extensión del dominio, desconociéndose las razones para ello, así como aquellas que llevaron a desistir en la restauración del edificio o el acondicionamiento de las termas como forma de continuar su aprovechamiento público o privado.
Como fuera que sucediera, con la llegada de la democracia aquella superficie de terreno se convirtió en un lastre para las arcas del erario público. Las obras de rehabilitación y puesta en funcionamiento suponían algo prohibitivo en ese momento desde el punto de vista económico, por lo que tras casi diez años de ser un dolor de cabeza para los responsables de turno, se decidió sacarlo a subasta pública. No eran muchos los datos que se ofrecían sobre el bien subastado, más allá de la amplitud del terreno y de la zona edificable, aunque corrían rumores de existir suelos poco adecuados para cimentar edificios y ser necesario invertir mucho dinero para poner en marcha instalaciones que generasen beneficios.

Hikaru, de edad media, recién entrado en los cuarenta, criado en una familia modesta de alfareros en la prefectura de Gifu, en Japón, desistiendo del negocio familiar, había dedicado todo su empeño en crear de la nada una cadena hotelera, la " Hotel Villa Natsume Soseki" que había logrado un gran respetabilidad en el archipiélago nipón con cinco grandes hoteles repartidos por su geografía, haciendo gala de un exquisito respeto por la tradición. Había llegado el momento de dar el salto al extranjero y por distintas razones, sus ojos se habían puesto en esa locomotora del turismo veraniego que desde su "Spain is different" de los años cuarenta en los inicios de la dictadura, no había dejado exprimir el sol de sus costas cual faro de extensas playas, que cedían terreno al número creciente de construcciones cual muralla de la "piel de toro", donde lo cañí se explotaba por doquier, para descanso y disfrute de cincuenta millones de europeos que cada año cual aves migratorias en masa sucumbían a los parabienes de los territorios cálidos del sur, sin preocupaciones culturales ni deseos de conocimiento, sino únicamente un ánimo lúdico y de disfrute. Ya no se hablaba del viajero, surgía el concepto del turista.

Corría el año 1983 y el Sol de Miró se convertía en la imagen corporativa. Atrás quedaba ya el golpe del 23-F, tras el que la nación entera se había lanzado a la calle en defensa de la democracia y de la libertad, abriendo tiempos de firmeza con diálogo, y anteponiendo las prioridades y el compromiso por el entendimiento. La celebración del mundial de fútbol un año más tarde había dado a conocer la imagen de un país que había abierto sus puertas al mundo mostrando su mejor capacidad organizativa, habiendo hecho lo mejor en la mejor y más grande Copa del Mundo hasta esa fecha.

Hikaru, en un mundo en el que se acortaban los tiempos de desplazamiento, se producía un abaratamiento de costes, un aumento de la seguridad y se auspiciaba una revisión de los valores del patrimonio como referente identitario como reacción a las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, buscaba por una parte el expandir su forma de entender el descanso y disfrute oriental, que sirviera a su vez de gancho para un flujo inverso de turistas buscando la fuente de aquellas tradiciones que el defendía. No era partidario de los baños de sol, de las aglomeraciones ni del bullicio. Más bien le atraía la simbiosis de antigüedad, naturaleza y calma vital que le llevó a aquel lugar de interior, hospitalario de sucesivas culturas a través de los siglos y que por esas casualidades del destino atesoraba exactamente aquello que él buscaba a diez mil kilómetros de su hogar.

Había llegado el día en el que se realizaría la subasta pública en la casa consistorial. La finca de poco más de cuatro hectáreas sobre terreno ondulado rociado de aguas termales, con 800 metros cuadrados de edificación medio derruida, iba a pasar por fin a manos privadas de nuevo, cuarenta y cuatro años después de la caída de la República en marzo de 1939, momento en el que el terreno había sido expropiado en favor del "Movimiento" y cercado de forma burda con alto tapial.
Así como en los primeros años hubo mucha actividad en su interior, si bien desconociendo su verdadera finalidad, los últimos veinticinco años devolvieron al paraje su origen salvaje a pesar de las muchas cicatrices del tiempo. El Hotel asociado, construido durante el periodo de la Restauración para acomodo de los usuarios de las aguas, apenas mantenía la estructura en medio de uno de los largos del rectángulo que conformaba el inmueble. Se encontraba metido en la parcela dejando delante de él una plazoleta que era abrazaba por la edificación con forma de "C".El crecimiento de la ciudad, había llamado a la puerta de la propiedad pero sin embargo un halo misterioso de indiferencia y apatía rodeaba la enajenación de la superficie pública, en su tiempo arrancada de las manos de sus propietarios.

Eran las diez de la mañana de un frío día de invierno en el que las horas de luz ya alargaban, y en el que en las calles del centro había gran actividad. En el salón de actos del ayuntamiento se había congregado gran afluencia de personalidades de renombre por sus actividades económicas a nivel nacional, representantes del amplio elenco nobiliario caduco, y variopintos empresarios extranjeros, todo ello aderezado por el numeroso público curioso agolpado ante el evento que iba a acontecer.

Clopezn14 de febrero de 2019

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3 Comentarios

  • Clopezn

    Muchas gracias. El placer es mío ante tus comentarios. Un saludo cordial.

    14/02/19 11:02

  • Remi

    Interesante comienzo. Te sigo intrigada la historia.
    Saludos.

    21/02/19 04:02

  • Clopezn

    Muchas gracias. Me alegro.Un saludo cordial

    22/02/19 10:02

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