Ahora te das cuenta de que por suerte o por desgracia las cosas no son para siemrpe. Te jode, es normal...tienes pruebas más que suficientes para probarlo, porque lo puedes probar con él. Porque por fuera parece que está igual, seguis siendo "igual" de amigos. Pero tú sabes que en el fondo no es verdad. Es una sensación que tienes, llamala "x", pero está ahí. Sientes que esa razón es la válida, aunque te encantaría que no fuera así. Esta vez ni siquiera te preguntas el por qué, sabes de sobra la respuesta. Has cometido el gravísimo error de enamorarte de tu mejor amigo...
Estúpida más que estúpida. No podías quedarte como estabas, no. Tenías que replantearte las cosas. Y aunque sabes que no puedes controlar tus sentimientos, siemrpe te quedará la sensación de que lo podías haber evitado. Sin quererlo, te pones a llorar, y mientras te desahogas, sin darte cuenta, surge una especie de esperanza. La esperanza de que todo va a volver a ser como antes, que aunque tu le quieras de distinta forma, tu siempre serás una de las personas más importante de su vida y el de la tuya. A lo mejor no de la forma que te gustaría, pero así también eres feliz. De repente esa esperanza se convierte en una especie de oportunidad que, si aún sigues siendo un poco lista, no se te ocurrirá desaprovechar.

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