Jugando al tris tropecé con tras y volvimos a empezar.
No veo solución; caída y tropezón.
Hoy cabeza, mañana pierna, pasado qué.
Si nos ponemos serios se cae la casa de puro triste.
Mejor, si te parece, darle al listre.
Al fin sin cabo ni ataduras, somos dos.
Comamos y bebamos y atracón.
Si pido, me das más de lo debido.
Si callo, ardo por dentro,
inmolación sin espectador;
prefiero un chaparrón.
Vamos a jugar, al tris o al mis, lo mismo da.
Ahora. Mañana no sé si habrá.
mañanas nunca hay
fue como saltar sobre avioncitos numerados sobre la vereda amarilla de esta tarde en la ventana.
un gusto agonizar con suyo. le sigo leyendo