Hay sed de desencuentro
al final de la dicha.
Nos escondemos a parir
la jauría lasciva
de nuevos recuerdos,
que nos circundan,
ansiándonos.
Murmuro un susurro
tibio y punzante:
"Si aquí vas a matarme,
que rápido sea"
Nazco de la ausencia,
y vuelvo a cometer el crimen
promiscuo y falaz
de extrañarte sin fin.